Tejiendo comunidad desde la primera infancia

09/13/2019

Con el fin de activar un espacio público en compañía de niños, niñas y personas adultas, el domingo 11 de agosto disfrutamos de un hermoso día cargado de buena vibra, y sobre todo, de las ganas de encontrarnos para hacer del Parque Municipal de La Antigua, ubicado en San Rafael de Montes de Oca, un espacio para la convivencia en comunidad.

Poco a poco se fueron sumando personas vecinas, amigos, amigas y hasta familiares; el día nos invitó a jugar, niños y niñas exploraron el entorno y luego de un rato, se les veía en la casita del árbol, trepados en árboles, recolectando palos y hojas; el parque se mostraba amable y les invitaba a habitarlo sin temor ni límites. 

Avanzada la mañana, la mesa de compartir se fue llenando de rica comida, cafecito caliente y hasta una olla de lentejas, gracias al aporte comunitario. Iniciamos la jornada haciendo un círculo de al menos 15 personas agradecidas y dispuestas a colaborar en la realización de una huerta comunitaria, la cual sirvió como excusa para acercar a personas que unidas por la tierra y las plantas se permitieron sonreír en colectivo. Aquí los equipos del Proyecto SANA, Huertas Donde Sea y Asociación Semilla compartieron sus conocimientos y experiencias en la realización de huertas comunitarias, brindándonos consejos valiosos para sembrar y cosechar alimentos en el parque.

Mientras unos seguían preparando la tierra, otros nos dispusimos a mover el cuerpo con una clase de Bailo Fit impartida por el estudio funcional SPOT, bailamos montones y fue maravilloso ver a personas de diversas edades mostrar sus capacidades al bailar.

Seguidamente, se abrió el espacio de diseño del mural con el artista del grafiti Mush, se acercaron entonces muy curiosos los niños y las niñas de primero, realizaron dibujos y establecieron junto al artista un concepto para luego pasar a tomar las latas y trazar las primeras líneas. La emoción era tal que los chicos y las chicas corrían de un lado a otro queriendo abarcar todo el mural y usar todas las latas. Con esta energía tan sabrosa pasamos la mañana y buena parte de la tarde, cada persona se fue retirando del parque no sin antes agradecer y solicitar que más actividades como ésta, se hagan más seguido.

Algunas personas vecinas se acercaron para preguntar a que quién se le debía pedir permiso para usar el parque; a lo que respondimos “este es un espacio público” que requiere ser visitado a diario, así como del cuidado y preservación de parte de cada integrante de la comunidad.

Esperamos ver que la huerta se llene de vida y que las personas habitantes de la comunidad cada vez más, se sumen al tejido de una comunidad que en la cotidianidad ofrece desde la primera infancia acciones, como ejemplo, de participación en la construcción de un mundo más solidario.

Por Asociación Masaya, Layly Castillo