Juegos cooperativos… ¿para la integración?

07/18/2019

Cada vez que en el inicio de un taller masayero expresamos que proponemos asumir como colectivo el Contrato de Ficción: “Cada quien hará su mejor esfuerzo y por tanto no se forzarán, estilos ni ritmos de las personas participantes”, siempre solemos ver muchas miradas de agradecimiento, expresiones de “uy de la que me salvé esta vez” o de “qué dicha”, y también, solemos percatarnos en el desarrollo de dicho taller que esas expresiones suelen venir de personas participantes con perfiles más introvertidos o tranquilos, de quienes imaginamos que muy posiblemente han tenido experiencias negativas en talleres que hacen uso de lo lúdico como medio para aprender.

Y es que lamentablemente, en el “mercado” se ha relacionado lo lúdico con sentencias como: “todas las personas deben estar siempre felices y animadas…en todo momento”, “si no hay competencia, no hay diversión…y el que pierda penitencia frente a todo el grupo” y esto se agrava más cuando se trata de talleres donde se hacen uso de Juego Cooperativos. Según la Real Academia Española “Juego” viene del latín “iocus” que significa “broma” y “cooperativo” adjetivo de “Que coopera o puede cooperar a algo”, así como Terry Orlyck en su libro “Juegos y deportes cooperativos” expresa que “la cooperación está directamente relacionada con la comunicación, la cohesión, la confianza y el desarrollo de destrezas para una interacción social positiva”… Pero por alguna razón, nos enseñan a las personas educadoras que juegos cooperativos es igual a: Un equipo compitiendo contra otro equipo, donde tienen que cooperar haciendo todo lo posible para ganarle al otro equipo. ¿Es eso cooperar? Posiblemente para muchas personas sí, y es válido…pero ¿qué experiencias positivas relacionadas a la cooperación y el trabajo en equipo estamos dejando en las personas que pierden, o en las que ganan, pero bajo una experiencia que les forzó a hacer cosas que no querían hacer?

Posiblemente este afán de la competencia por la competencia, tenga que ver con lo que el mismo Terry nos indica: “Puesto que la fábrica se ha convertido en el modelo para la organización de la vida occidental, también los juegos han sido industrializados (…) Los mismos juegos se ha hecho rígidos, inquisitivos, altamente organizados y excesivamente orientados a la victoria. No hay libertad como consecuencia de la presión de la puntuación y de la angustia psicológica del rechazo

Por ello, entiendo que los Juegos Cooperativos en sí mismo no son negativos… pero me hace un ruido muy fuerte, o mejor dicho, un dolor muy fuerte, que muchas personas relacionen a éstos, con un grupo de personas que bajo el objetivo de cohesionarse como equipo, los dividan en dos  -o más- subgrupos y los ponen a competir entre sí todo el día para al final felicitar solo al equipo “vencedor”. 

¿Le han preguntado a la persona que tiene dificultades para retos de habilidad cómo se siente en el momento que por su responsabilidad no ganaron? ¿Le han preguntado a la persona que le teme a las alturas si se montaría ahí en las cuerdas altas en otro momento… o solo lo está haciendo por un miedo más fuerte al de las alturas: ser recordado por su equipo como la que “les hizo perder”?

Por otra parte, cuando percibo en personas facilitadoras su pensar de que sin competencia no hay diversión en un taller, lo relaciono –y disculpen la analogía- con que es como pensar que sólo haciendo chistes vulgares y machistas se hace reír a la gente. ¿Hay otras formas? sí, sabemos que sí, solo que tal vez no es el camino más fácil, y por tanto nos reta a darle un giro a nuestro accionar para lograr divertirnos sin tener que pasar por encima de la salud energética de otras personas.

En Asociación Masaya tenemos 12 años de-mostrando-nos que sí podemos reír, gozar, aprender y retarnos al máximo sin que sea necesario el camino fácil de simplemente poner a sub-grupos que compitan todo un día. Y es que  nos hemos hecho siempre la pregunta: ¿mejoraría la convivencia de un equipo teniendo experiencias de integración que les inviten a trabajar como un solo equipo en pro de objetivos comunes en un ambiente de disfrute y buena vibra? y con toda la humildad del mundo, desde lo vivido en cada historia masayera, decimos: Sí. 

Por esta razón seguimos difundiendo en cada historia de formación, sea para personas líderes o personas educadoras, que en el aprender cooperativamente, desde el disfrute y sin forzar los estilos de cada persona, podemos posibilitar relaciones humanas más solidarias, en el ámbito que sea: En el trabajo, la escuela, la comunidad o la familia. Como dicen en Brasil: ¡Vamos que vamos!

Por Asociación Masaya Ricardo Salas Correa