No es lo mismo, ni es igual

05/25/2020

(Foto: elpaís.com)

Luego de ver este artículo de elpaís.com me volvió a mi cabeza, algo que me venía resonando desde hace mucho tiempo, y es esa facilidad que tenemos de rápidamente buscarnos meter, a la primera, en el mismo saco de la generalización. Porque cuando conversando en tiempos de cuarentena, escucho frases como:

“A todos nos tiene mal”
“Como estamos todos”
“Buscando resolver, como todo el mundo”
o “Es que todos la tenemos bien jodida”

…. me digo a mí mismo: Esto es mentira… (Más allá de que entiendo que es un intento de empatía, que en muchos casos viene desde la buena vibra)

Y me digo “Esto es mentira” porque como diría Juan Luis Guerra “no es lo mismo ni es igual”. No es lo mismo que una familia por la situación actual, haya tenido que cancelar su viaje a Europa, a otra que tenga que dejar de comer. No es lo mismo quienes mantienen su salario completo, a quienes lo tienen a la mitad o a quienes dependían, de cuidar en la calle, unos carros que ya no están. No es lo mismo estar en cuarentena en casa propia, a hacerlo en una “cuartería” o un centro penitenciario. O estar sin trabajo como migrante -sin documentos-, que estar sin trabajo con documentos… Simplemente no es lo mismo.

No a “todos” nos ha afectado negativamente la Pandemia. Sino me cree pregúntenles a los accionistas de Zoom, o a personas dueñas de empresas que venden productos de higiene y protección sanitaria. Cada situación que ocurre en un momento-lugar afecta de maneras muy distintas a cada persona, dependiendo del contexto que habitan.

Por eso mi insistencia como educador de propiciar experiencias de aprendizajes que nos permitan reconocer y valorar la diversidad de los matices existentes en todo proceso humano. Generalizar, sea para excluir a otras personas (Estereotipos) o para intentar cierta empatía, no es sano para el logro de relaciones humanas más solidarias. Y es que muy posiblemente esto no nos permite escuchar y sentir claramente las realidades de las otras personas. Tal vez sea porque es más fácil intentar “meternos en el mismo saco” a la primera, que buscar conversar y profundizar los matices de esa otra persona, y a partir de esa diversidad de experiencias
y sensaciones, buscar apoyarnos solidariamente.

Por lo que la invitación es sencilla, antes de soltar a las primeras frases como las puestas al inicio de este artículo, nos preguntemos: ¿Realmente estoy en la misma condición de la persona con que estoy hablando? ¿Podré posibilitar empatía y solidaridad desde otro camino, como por ejemplo solo escucharle y ofrecer muy buena energía? Que cada persona tenga retos diferentes ante una misma situación como la actual pandemia, no está mal ni bien, es diferente, y desde esas diferencias podemos generar posibilidad de apoyo y complemente, para cooperativamente salir un poco mejor, de lo que entramos a esta retadora historia del Coronavirus.

¡¡¡Buenas energías!!!

PD. Una sensación muy parecida me ocurre cuando alguna persona de Costa Rica me pregunta: “¿Y cómo está la economía en Venezuela?” y le digo algo como: “Muy mal, muchísima inflación, muchísimas personas no tienen para comer…”. Y algunas personas me responden algo como “Ah sí, es que todos los países estamos jodidos, aquí en Costa Rica tampoco se puede…”. Respiro profundo:
Inflación 2019:
Costa Rica: Menos de 1,6%. (Dato oficial)

Venezuela: Más de 9.500%. (Dato oficial -no necesariamente real-)

…Disculpen, pero no es lo mismo, ni es igual.

 

Por Ricardo Salas Correa