La velocidad también tiene su punto débil

08/18/2022

Con la paz de estar siempre buscando el estar consciente de que la velocidad con que se quiere que nos comuniquemos, que nos eduquemos, que vivamos, que aprendamos… no es natural, ni orgánica.

Ejemplo, una cirugía de tendón de aquiles. Podrás tener muchísimo dinero o nadita, podrás tener toda la tecnología a mano o no… lo cierto es que volver a caminar con normalidad y posteriormente volver a una vida deportiva, lleva su tiempo, y no hay magia de edición. Podrá variar un poco el momento de recuperación final, pero simplemente hay que ser “paciente” (literalmente) y ayudar al cuerpo a curarse a su ritmo.

Ojalá la vida fuera como los mensajes de audio de WhatsApp de ahora donde pudiéramos acelerar o no la velocidad con un clic, o que fuera como las tendencias del micro-learning (microaprendizaje), cada vez más de moda por el boom del Mobile-Learning donde nos dicen cosas como que “las píldoras de aprendizaje deben ser de 5 a máximo 20 min.” porque Dios guarde que queramos que alguien con paciencia pueda dedicar tiempo a adquirir un nuevo conocimiento que vaya más allá de un tik-tok o un reel. Nos descuidamos, y pronto ya vendrá el nano-aprendizaje, buscando emular la evolución de los micro chip a los nano chip.

Doy gracias a la vida de seguir rodeado de un contexto que me invita a recordar que una cosa es que podamos aprender-enseñar con mayor efectividad y otra, que no practiquemos habilidades como la paciencia y el autocuidado…al ritmo que haga falta ir.

Tenemos la gran oportunidad de educar con métodos y modalidades cada vez más diversos y de mayor alcance, pero la construcción de habilidades socioemocionales por más que lo deseáramos, no podrá ir a la velocidad de un clic. Requerimos un poco de humildad, de cable a tierra a lo humano y de reconocer que: #TodoTieneSuTalónDeAquiles. A diferencia de cuando hablamos de aprendizaje técnico, cuando se trata de aprendizaje transformativo (en conexión a habilidades socioemocionales) los tiempos y ritmos cambian, ya que si queremos enseñar-aprender sobre cómo trabajar en equipo, cómo conectar de forma empática con nosotras mismas, como personas y con las demás, o cómo aprender a manejar la frustración y cultivar la paciencia, se requiere proceso, un proceso que lleva su tiempo, y que requiere práctica en la vida misma.
 
 
Cierro resumiendo que, aprender el concepto sobre qué es la empatía, o el trabajo en equipo, lo puedo hacer posiblemente a la velocidad de un clic, convertir esos conceptos en una habilidad que use en mi cotidianidad, difícilmente.
 
Buena vibra.
 
Por Ricardo Salas Correa.

Conexiones Empáticas ¡Nuestro 3er punto de cultura!

06/16/2022
Nos llena de emoción saber que en este 2022 estamos ejecutando la extensión del Punto de Cultura Conexiones Empáticas. Dicho punto fue ejecutado inicialmente en el 2021 con el objetivo central de fortalecer las capacidades comunicativas y pedagógicas de organizaciones socioculturales apoyadas en las Tecnologías de la Comunicación y la Información (TICs) transversalizadas por un enfoque humano desde la empatía y el apoyo mutuo como medio para la sostenibilidad organizacional en tiempos de crisis.  Para lograr esto, las acciones centrales ejecutadas fueron: tres capacitaciones virtuales en temas como habilidades de facilitación, trabajo en equipo y autocuidado, más el complemento de una serie de entrevistas las cuales se pueden disfrutar por acá, en nuestro canal de YouTube. 
 
Aquí, parte de los datos recogidos al cerrar el telón de dicha historia.
 
Luego de los excelentes resultados de esta experiencia formativa, respaldado por datos como los anteriores, el Ministerio de Cultura y Juventud, nos dio la posibilidad de pedir una extensión y con ello ampliar el impacto de este proyecto. Luego de pasar el proceso de selección nos dieron la excelente noticia de que podríamos ejecutar por un año más experiencias formativas con el apoyo de fondos públicos. Ahora bien, para sacar el máximo provecho a esta extensión, nos planteamos como meta propiciar espacios de formación dinámicos y humanos bajo Metodología Masayera en los que personas integrantes de organizaciones socioculturales puedan aprender fundamentos y ejercicios basados en la Comunicación No Violenta para establecer, fortalecer, mantener, puentes de conexión empática en el trabajo. Es así como a la fecha, ya hemos cerrado el telón de dos de las tres ediciones de nuestro Curso ¿Cómo cultivar relaciones empáticas en el trabajo? combinando sesiones síncronas, con actividades asíncronas en nuestra aula virtual masayera.
 
Importante acotar, que Puntos de Cultura es un programa de estímulo gestionado por la Dirección de Gestión Sociocultural, del Ministerio de Cultura y Juventud. Como lo indican en su sitio web, desde su primera convocatoria en el año 2015, ha respaldado 153 proyectos de organizaciones y colectivos culturales, con una gran diversidad de temáticas y áreas de acción. 
 
En Asociación Masaya nos da mucho orgullo saber que hemos sido tres veces seleccionados como organización para ejecutar Puntos de Cultura, iniciando justamente en esa primera edición del 2015, con lo cual pudimos llevar al escenario el proyecto Punto Teatro que tuvo como centro crear una red de apoyo solidario entre organizaciones del ámbito sociocultural provenientes de comunidades estigmatizadas como violentas, para complementar los procesos que las organizaciones están llevando en sus comunidades ahora con nuevos conocimientos y habilidades. En esta historia pudimos impactar de manera positiva a más de 76 personas, provenientes de más de 54 organizaciones socioculturales.
Posteriormente, fuimos seleccionados por segunda ocasión, esta vez con el proyecto Removernos junto al maravilloso equipo de Colectivo R3M donde de forma mancomunada trabajamos para cerrar con éxito dicho programa teniendo como meta propiciar espacios para aprender cooperativamente con el uso activo de nuestros cuerpos, a través de herramientas de la danza, el teatro y de metodologías participativas como medio para posibilitar una mejor convivencia en la comunidad educativa de la Escuela Inglaterra.
 
¿Es casualidad que seguimos gestionando con éxito fondos públicos de instituciones como el Ministerio de Cultura y Juventud? No, para nada, se debe a que desde las acciones concretas evidenciamos con nuestro quehacer profesionalismo y seriedad a través de procesos estandarizados, medibles y escalables basados en nuestra Metodología Masayera que fusiona herramientas del teatro, con el  aprendizaje cooperativo  como filosofía de vida, dándonos una invitación a educar desde el sentir. 
 
Aquí seguimos, día con día, posibilitando relaciones humanas más empáticas y solidarias. 
 

Por Ricardo Salas Correa

¡La solidaridad es salud!

04/22/2022

Me encontraba haciendo deportes, cuando al hacer un cambio de velocidad sentí lo que se siente al haber una rotura completa del tendón de aquiles: “un hachazo” que te derriba del dolor -y de inestabilidad-. Desde que caí, sabía que sería un proceso largo. Pero en estas líneas no quiero hablar de procesos médicos (Aunque es un tema del que he venido aprendiendo y apasionándome a través de mis lesiones). En este texto quiero centrarme en el poder de la solidaridad.

Luego de ir a emergencia, me hicieran los diferentes exámenes y que se confirmara la rotura completa de mi aquiles izquierdo, se agudizaron en mi cabeza las preguntas: ¿Cuánto tiempo estaré en cama? ¿Cómo haremos para organizarnos en casa? ¿Cómo hacer con mis trabajos? ¿Cómo resolver la cotidianidad?… y cuando al pensar en esto subía mi ansiedad, trataba de decirme: “Cuento con una maravillosa red de apoyo. Esto va a pasar”. 

“Ricky todo saldrá bien” “Ric en lo que necesites aquí estoy” “Por acá estoy chamo, para lo que requieras” “No te preocupes por lo del trabajo, aquí te cubrimos” “Vecino, pronta recuperación”, fueron parte de las frases que me iban llegando y que me recordaban que la solidaridad no es solo un saludo a la bandera del cliché. ¡La solidaridad es salud!, por lo que invertir en ella trae de vuelta cosas maravillosas.  

Pero ¿a qué se debe que puedo contar con esa red?, ¿a la suerte?, ¿a una protección divina sobrenatural?, ¿o es algo que yo he ido construyendo?

Un día, en una hermosa mañana soleada, iba saliendo de casa caminando con mi hijo Ro a su escuela, saludé a Don Juan y luego a otras personas que estaban en el parque, y seguidamente le dije a Ro con un aire casi que poético: “Hijo, qué lindo vivir en un barrio donde las personas se saludan”. A lo que él me contestó sin problema, ni titubeo: “Papi, no es que todo el mundo saluda en este barrio, es que tú saludas a todo el mundo”. 

Y sí, -más allá de que en muchos casos no soy yo el que inicia el saludo- así me criaron: buscar conectar con las demás personas. Y con “me criaron” me refiero tanto en mi casa, en mi barrio, en la cooperativa, como en mi escuela. Y es que tuve la dicha de ser educado en un ambiente donde, por ejemplo, era normal asumir que, en caso de una emergencia en el hogar, serán las personas vecinas las primeras en las que te podrás apoyar para buscar resolver, por tanto, saludar -y conocer el nombre de quien saludas-, es el primer paso para ir construyendo relaciones humanas que poco a poco, y con dedicación, se irán fortaleciendo. 

Digo “dedicación” ya que sí, sí hace falta darse unos minutos para detenerse de vez en cuando a conversar con quienes convivimos, y esa inversión de tiempo, por así decirlo, te permite en el futuro tener de vuelta amor y apoyo humano, un apoyo que se valora mucho más justo cuando estás en una emergencia, o con tu aquiles en recuperación.

Ahora, que ya puedo volver a salir a caminar al parque, el escuchar “Qué bueno que ya estás mejor”, “Me alegra verte sin muletas”, son frases que posiblemente para algunas personas son insignificantes o incluso molestas, para mí, ¡son salud!, son energía para mi alma que me cambia el día, o al menos, ese instante. 

¡La solidaridad es salud!

Y tú, ¿dedicas tiempo para construir tu red de apoyo?

Por Ricardo Salas Correa

“Los escarapulines” y la importancia de sentir-nos en el contexto

02/04/2022

En una mañana de un sábado del 2006, junto a un grupo de estudiantes de medicina de la Universidad de Central de Venezuela quienes me pidieron que facilitara un taller, iba camino a un hermoso parque público en el centro de Caracas, Parque Los Caobos. Mis nervios estaban a tope, el miedo ganaba más fuerza dentro de mí. No lo expresaba con nadie, tal vez no sabía en ese momento cómo expresarlo.

Sería la primera vez que facilitaría un taller recibiendo un pago por ello. Si bien desde 1999, ya había facilitado espacios de formación, el hecho que te paguen, así sea algo simbólico como en el caso de esta historia, la relación cambia, la presión es algo distinta. Y si agregamos a esto, que la actividad sería para niños y niñas con VIH Positivos todo es diferente. 

Sol hermoso, con el clima perfecto de una ciudad como Caracas. Entramos al parque y recuerdo que intentaba respirar y mantenerse distraído para relajarme lo más posible. Llegamos al punto de encuentro entre frondosos árboles que cubren todo este espacio público. Ya habían unas 12 personas entre papás, mamás y sus hijos e hijas. Mientras trataba de mostrarme tranquilo, veía rostros con diferentes expresiones. 

Recuerdo con particular claridad la mirada de algunas mamás y papás. ¿Qué me querían expresar? no lo podría saber, pero sí puedo decir que había una combinación de mucha seriedad con curiosidad de ver qué es lo trajimos para ofrecer. ¿y los niños y niñas? siendo niños y niñas, jugaban en el parque entre hamacas y toboganes.

Pasados unos minutos, y luego de saludarnos, se acordó comenzar. Hacemos el círculo, y ahí, las miradas de los niños y niñas cambiaron un poco, posiblemente, era porque era más divertido seguir jugando libre a que un adulto venga a poner condiciones de juego, o por la reacción natural de no saber quién era yo y qué íbamos hacer. Papás y mamás desde afuera observando de manera atenta.

 “Pongámonos más cerquita” dije. Me agaché, y pensé “lo mejor es hacer el ejercicio de los escarapulines”, “nunca falla” agregué en mi pensamiento. Así que comencé: “¿Han escuchado qué son los escarapulines?”, se sorprendieron un poco, “no”, dijeron algunos de los niños. “Pues resulta que es como un ……” Y justo en el instante que iba a decir lo que siempre decía con este ejercicio “…un virus que va por dentro y que nos adormece”… en milisegundos cambié la frase por “…unos bichitos que van por fuera de la piel y nos adormecen un poco, nos dan como pereza…” y continué “por lo que hemos descubierto que la única forma de sacarlos es así, dando palmaditas a nuestro cuerpo…” para seguidamente pedir que  hicieran lo que yo iba haciendo, hasta que nos sacamos los escarapulines para calentar un poco.

No recuerdo mucho más de ese día, solo sé que la actividad generó al fin de cuenta una buena sensación, o eso creo, y que jamás olvidaría que una misma frase en un lugar puede ser cualquier cosa, y en otro contexto puede ser la razón para tal vez dañar el proceso por completo. ¿Qué hubiesen pensado y sentido los niños y niñas si en mi actividad de inicio les recuerdo a modo de juego “un virus que va por dentro”? ¿Cómo hubiesen reaccionado los papás y mamás? A ciencia cierta no lo sé, pero sí imagino que cosas buenas no creo que hubiese traído, o que al menos me hubiese costado muchísimo “remontar” la energía de confianza con este grupo, sobre todo en una taller tan corto (una sola sesión, dos o tres horas).

Sentir el contexto, sería el resumen de lo que aprendí de esta experiencia. Y no solo sentir hacia afuera (Que suele ser lo que nos enseñan a quienes educamos), sino también -y sobre todo- sentirme como parte del contexto. Y es que ahora, más de 15 años después, valoro mucho más la importancia de incluirme dentro de ese contexto. ¿Por qué no? ¿O es que acaso es lo mismo que tú des una clase un viernes al final de día ya con cansancio acumulado, a que lo hagas con ese mismo grupo, en el mismo lugar pero un lunes en la mañana con tu mente -y cuerpo- un poco más descansada?. El contexto también cambia, porque como seres humanos también somos parte fundamental del ambiente donde educamos. 

No se trata de un capricho de mi parte, en investigamos como la realizada en el 2018 por el Ministerio de Educación Pública de Costa Rica, llamada LA EDUCACIÓN EMOCIONAL DEL PERSONAL DOCENTE: UNA ESTRATEGIA DE FORMACIÓN PERMANENTE indican que “Los expertos señalaron, que los docentes: ´pueden reconocer mejor las emociones en los estudiantes, que en ellos mismos, no vinculan las estrategias que desarrollan con los estudiantes para utilizarlas en ellos mismos…´”.

En este sentido, mi invitación es que nos permitamos conectar más con nuestros propios sentires, y a partir de ahí, será más probable que nos podamos conectar con el resto del contexto donde educamos.

Buena vibra.

Por Ricardo Salas Correa.

¡14 años y contando!

11/21/2021

A veces parece que fue hace poco, a veces parece que fue hace siglos, cuando estábamos en una sala de un apartamento en Caracas, Venezuela definiendo cómo nos podíamos llamar. Ahí, mientras conversaba con Vy (Vyana Preti), Cori (mi hermana) apareció y dijo ¿Por qué no “Masaya”?, señalando una masaya (hamaca) que estaba en el mismo lugar…Un elemento lúdico, es arte, y una red que sostiene… ¡amor a primera vista con ese nombre!

En ese 2007, jamás pudimos haber imaginado qué hoy al 2021, estamos acá masayando y seguimos contando compartiendo escenario con diversidad de personas que hacen vida en diferentes organizaciones y países. Nos llena el alma saber que con mucho esfuerzo hemos logrado ir adecuándonos a los retos del contexto bajo la premisa “La función debe continuar”. A veces con hasta 10 personas en el equipo, a veces 2, a veces 1, pero aquí seguimos, posibilitando relaciones humanas más solidarias a través de nuestra #MetodologíaMasayera.

¿Y qué decir de este último año? pues que ha sido, a contra todo pronóstico, el año donde hemos logrado por primera vez, sí, con humildad y sinceridad lo podemos decir, el primer año en que logramos el punto de equilibrio junto a un equipo de más de 5 personas que estamos tras escenario masayando de lo lindo, manteniendo nuestra esencia pedagógica y humana, a la vez que hemos adecuado los servicios que ofrecemos.

Por ejemplo, ahora a parte de los procesos formativos que tenemos en modalidad presencial, virtual y mixta, también ofrecemos el servicio de diseño instruccional de procesos formativos multimodales o como le decimos por cariño “Todo terreno”. Es en este servicio que hemos centrado gran parte de nuestra energía y tiempo pudiendo apoyar a diversidad de organizaciones en su reto de cómo pueden continuar generando su impacto socioeducativo en contextos de crisis, sin perder foco de las características esenciales de su propuesta formativa inicialmente pensada solo para modalidad presencial. Sin lugar a duda ha sido maravilloso poder desde Asociación Masaya, aumentar nuestro impacto social ahora con esta nueva área de servicio.

¿Ha sido fácil? ni un poquito, ¿Hemos tenido que aprender bajo presión? muchísimo ¿Ha jugado un papel clave el autocuidado y el colecti-cuidado a lo interno de Masaya? totalmente, porque de poco sirve que “vendamos” hacia afuera la importancia de que mejoremos nuestras relaciones humanas, que seamos más empáticas y solidarias, si desde adentro, no estamos viviendo esto. Aquí seguimos aprendiendo cooperativamente día con día, historia tras historia.

¡Gracias equipo masayero por todo el amor!

¡Gracias a todas las personas y organizaciones que siguen coprotagonizando historias masayeras!

14 años …. Y contando.

Por Ricardo Salas Correa

No es lo mismo, ni es igual

05/25/2020

(Foto: elpaís.com)

Luego de ver este artículo de elpaís.com me volvió a mi cabeza, algo que me venía resonando desde hace mucho tiempo, y es esa facilidad que tenemos de rápidamente buscarnos meter, a la primera, en el mismo saco de la generalización. Porque cuando conversando en tiempos de cuarentena, escucho frases como:

“A todos nos tiene mal”
“Como estamos todos”
“Buscando resolver, como todo el mundo”
o “Es que todos la tenemos bien jodida”

…. me digo a mí mismo: Esto es mentira… (Más allá de que entiendo que es un intento de empatía, que en muchos casos viene desde la buena vibra)

Y me digo “Esto es mentira” porque como diría Juan Luis Guerra “no es lo mismo ni es igual”. No es lo mismo que una familia por la situación actual, haya tenido que cancelar su viaje a Europa, a otra que tenga que dejar de comer. No es lo mismo quienes mantienen su salario completo, a quienes lo tienen a la mitad o a quienes dependían, de cuidar en la calle, unos carros que ya no están. No es lo mismo estar en cuarentena en casa propia, a hacerlo en una “cuartería” o un centro penitenciario. O estar sin trabajo como migrante -sin documentos-, que estar sin trabajo con documentos… Simplemente no es lo mismo.

No a “todos” nos ha afectado negativamente la Pandemia. Sino me cree pregúntenles a los accionistas de Zoom, o a personas dueñas de empresas que venden productos de higiene y protección sanitaria. Cada situación que ocurre en un momento-lugar afecta de maneras muy distintas a cada persona, dependiendo del contexto que habitan.

Por eso mi insistencia como educador de propiciar experiencias de aprendizajes que nos permitan reconocer y valorar la diversidad de los matices existentes en todo proceso humano. Generalizar, sea para excluir a otras personas (Estereotipos) o para intentar cierta empatía, no es sano para el logro de relaciones humanas más solidarias. Y es que muy posiblemente esto no nos permite escuchar y sentir claramente las realidades de las otras personas. Tal vez sea porque es más fácil intentar “meternos en el mismo saco” a la primera, que buscar conversar y profundizar los matices de esa otra persona, y a partir de esa diversidad de experiencias
y sensaciones, buscar apoyarnos solidariamente.

Por lo que la invitación es sencilla, antes de soltar a las primeras frases como las puestas al inicio de este artículo, nos preguntemos: ¿Realmente estoy en la misma condición de la persona con que estoy hablando? ¿Podré posibilitar empatía y solidaridad desde otro camino, como por ejemplo solo escucharle y ofrecer muy buena energía? Que cada persona tenga retos diferentes ante una misma situación como la actual pandemia, no está mal ni bien, es diferente, y desde esas diferencias podemos generar posibilidad de apoyo y complemente, para cooperativamente salir un poco mejor, de lo que entramos a esta retadora historia del Coronavirus.

¡¡¡Buenas energías!!!

PD. Una sensación muy parecida me ocurre cuando alguna persona de Costa Rica me pregunta: “¿Y cómo está la economía en Venezuela?” y le digo algo como: “Muy mal, muchísima inflación, muchísimas personas no tienen para comer…”. Y algunas personas me responden algo como “Ah sí, es que todos los países estamos jodidos, aquí en Costa Rica tampoco se puede…”. Respiro profundo:
Inflación 2019:
Costa Rica: Menos de 1,6%. (Dato oficial)

Venezuela: Más de 9.500%. (Dato oficial -no necesariamente real-)

…Disculpen, pero no es lo mismo, ni es igual.

 

Por Ricardo Salas Correa

Democracia participativa no es solo votar, pero votar es parte de participar en democrácia

02/02/2020

Cuando iniciamos el quehacer masayero por allá en el 2007, lo hicimos en un contexto de una democracia venezolana que se encontraba en un estado de salud muchísimo mejor que al actual, ya estaba golpeada con inicios de una enfermedad, que ahora es profunda y grave. Más allá de las ideologías políticas, es difícil decir lo contrario de una democracia que a mi parecer extraña unas elecciones justas, en paz y con transparencia.

Hoy, domingo 02 de febrero, en Costa Rica son las elecciones municipales, y son una grandiosa oportunidad para ejercer un pedacito de la democracia participativa. Sabemos en Asociación Masaya que la participación democrática va más allá de un voto, y sabemos también que votar es parte importante de ese proceso.

Salga a votar, más allá de la buenas, malas, o malísimas opciones que tenga para escoger.

  • ¿No sabe qué se elige hoy? Aquí la respuesta del Tribunal Supremo Electoral (TSE).
  • ¿Aún no sabe por quién votar?, al menos visite Votante Informado y tal vez podría ayudarle esta app del TSE..
  • ¿Es usted una persona con discapacidad y requiere algún tipo de apoyo para votar o hacer denuncias? Aquí información relevante de CONAPDIS.
  • ¿No sabe la dirección de su centro de votación? Aquí el TSE detalla todos los lugares de los centros de votación a nivel nacional.
  • ¿No sabe cómo ir al centro de votación? Hable con sus personas vecinas y vayan juntas, caminando, en bici, en bus, en taxi, o en aplicaciones de transporte que por cierto hoy tienen descuento para ir y venir del centro de votación.

Desde todo el equipo de Asociación Masaya soñamos con poder volver algún día a votar en las condiciones que hoy enmarcan la democracia tica, que, si bien tiene sus retos y oportunidades de mejora, hay que reconocer que tiene aún, un montón de fortalezas que hay que aprovechar. Vaya a votar… y luego de las elecciones piense: ¿Ahora que ganó -la persona que haya ganado-, cómo hago para junto a mis personas vecinas hacer seguimiento y apoyo a la gestión municipal?, porque a final de cuenta vivir en comunidad, pasa por eso, por trabajar en conjunto, de la mano y de cerca, para poder en colectivo posibilitar un mundo un poco más solidario.

Para cerrar compartirles que en nuestra sección de Recursos Masayeros podrá encontrar un banco de sugerencias relacionado a la participación comunitaria. Para cualquier duda o apoyo extra que nos podamos brindar, por acá estamos, en este andar solidario junto a la Metodología Masayera.

Tejiendo comunidad desde la primera infancia

09/13/2019

Con el fin de activar un espacio público en compañía de niños, niñas y personas adultas, el domingo 11 de agosto disfrutamos de un hermoso día cargado de buena vibra, y sobre todo, de las ganas de encontrarnos para hacer del Parque Municipal de La Antigua, ubicado en San Rafael de Montes de Oca, un espacio para la convivencia en comunidad.

Poco a poco se fueron sumando personas vecinas, amigos, amigas y hasta familiares; el día nos invitó a jugar, niños y niñas exploraron el entorno y luego de un rato, se les veía en la casita del árbol, trepados en árboles, recolectando palos y hojas; el parque se mostraba amable y les invitaba a habitarlo sin temor ni límites. 

Avanzada la mañana, la mesa de compartir se fue llenando de rica comida, cafecito caliente y hasta una olla de lentejas, gracias al aporte comunitario. Iniciamos la jornada haciendo un círculo de al menos 15 personas agradecidas y dispuestas a colaborar en la realización de una huerta comunitaria, la cual sirvió como excusa para acercar a personas que unidas por la tierra y las plantas se permitieron sonreír en colectivo. Aquí los equipos del Proyecto SANA, Huertas Donde Sea y Asociación Semilla compartieron sus conocimientos y experiencias en la realización de huertas comunitarias, brindándonos consejos valiosos para sembrar y cosechar alimentos en el parque.

Mientras unos seguían preparando la tierra, otros nos dispusimos a mover el cuerpo con una clase de Bailo Fit impartida por el estudio funcional SPOT, bailamos montones y fue maravilloso ver a personas de diversas edades mostrar sus capacidades al bailar.

Seguidamente, se abrió el espacio de diseño del mural con el artista del grafiti Mush, se acercaron entonces muy curiosos los niños y las niñas de primero, realizaron dibujos y establecieron junto al artista un concepto para luego pasar a tomar las latas y trazar las primeras líneas. La emoción era tal que los chicos y las chicas corrían de un lado a otro queriendo abarcar todo el mural y usar todas las latas. Con esta energía tan sabrosa pasamos la mañana y buena parte de la tarde, cada persona se fue retirando del parque no sin antes agradecer y solicitar que más actividades como ésta, se hagan más seguido.

Algunas personas vecinas se acercaron para preguntar a que quién se le debía pedir permiso para usar el parque; a lo que respondimos “este es un espacio público” que requiere ser visitado a diario, así como del cuidado y preservación de parte de cada integrante de la comunidad.

Esperamos ver que la huerta se llene de vida y que las personas habitantes de la comunidad cada vez más, se sumen al tejido de una comunidad que en la cotidianidad ofrece desde la primera infancia acciones, como ejemplo, de participación en la construcción de un mundo más solidario.

Por Asociación Masaya, Layly Castillo

10 años aprendiendo juntos

01/01/2018

El pasado 2017 fue un año muy especial ya que fueron 12 meses de nuevos retos con una especial celebración: el 15 de noviembre cumplimos 10 años de estar masayando, así es, fue por allá en el 2007 donde en Caracas, Venezuela, se inició esta historia que aún no para, así como la celebración, puesto que aún estamos de fiesta con la preparación de algunas sorpresas que queremos regalarnos a todas las personas que, de una u otra manera, son parte de tejido de las redes masayeras.

Por otra parte, uno de los datos a resaltar del pasado año es que logramos trabajar con más de 1.000 personas en diferentes comunidades de toda Costa Rica, y logramos dar un paso más hacia la consolidación del modelo de negocio de nuestra Asociación. A continuación, las acciones más relevantes que coproducimos en el 2017:

2016, un año intenso de aprendizajes

Es un disfrute saber que lo que se va a escribir en este texto, es el resumen un año más de esta Masaya que no para de moverse, crecer y aprender. Y este es un año muy especial, no solo por ser el número 10, (sí, una década de hacer lo que nos apasiona hacer: posibilitar mejores formas de relacionarnos a través de procesos basados en metodologías participativas y herramientas teatrales), sino también porque el año pasado significó 12 meses de muchos aprendizajes que permitieron que nuestra organización diera pasos importantes para consolidarse como una asociación que cada vez toma más en serio esto de aprender disfrutando y a la vez ir consolidando procesos sostenibles en el tiempo y con mayor foco e impacto.

Iniciamos ese 2016, con mucha ilusión de saber que al tener equipo nuevo -estaríamos 4 masayerxs en Costa Rica y 1 masayera en Brasil- concretaríamos un lugar nuevo, que nos posibilitó estar en una oficina más grande, bien ubicada -en el centro de San José-, y con la posibilidad de contar con otro espacio complementario para actividades con grupos grandes, lo cual fue de gran importancia para lo logrado. Sumado a esto, estábamos con la alegría de saber que continuaríamos trabajando con el financiamiento dado por Proartes, Ministerio de cultura, para darle continuidad a nuestro querido Taller Permanente de Teatro de Paz junto a Las Voces del Viento de La Carpio, (Donde hicimos un documental y cortometraje J ), así como ejecutar el Punto de CulturaPunto Teatro que con mucho esfuerzo habíamos ganado en el 2015 y que nos permitió multiplicar las redes solidarias de las que formamos parte. 

A partes de estos dos proyectos, y muchos cambios positivos, realizamos otras actividades importantes en el pasado año, como lo fue concretar el piloto de Actuando en Común-Unidad junto con el equipo de la Estrategia Yo Me Apunto, del Ministerio de Educación Pública. Con este piloto nos fuimos de gira por todo el país realizando este taller en 10 colegios distintos. Fue un reto de mucho sabor, que nos permitió en muy poco tiempo, seguir sistematizando nuestro trabajo, así como seguir fortaleciendo la calidad de los procesos que hacemos junto a las personas que hacen parte de estas historias centradas sea en Formación de Formadores o Participación Ciudadana.

También realizamos otra experiencia que fue prácticamente un antes y un después de nuestro trabajo, y fue ser parte del equipo técnico que llevó a cabo parte importante de las actividades de Espacios de Dulzura, (Ciudad Dulce) con la Municipalidad de Curridabat. En esta experiencia agradecimos enormemente a Toño Salas (Yuso Proyecto) y Erick Calderón (Tándem Arquitectura) así como a todo el equipo involucrado en esta intensa historia, donde en menos de 4 meses trabajamos más de 100 horas de taller, junto a más de 20 comunidades en pro de diseñar juntos mejoras en el lugar que habitan.

Como otras historias que realizamos en este gran año estuvieron el iniciar relaciones con unos nuevos amigos y amigas del equipo del Colegio Salesiano con los cuales realizamos varios talleres que no tuvieron desperdicios y que en este 2017 esperamos seguir aprendiendo cooperativamente. También pudimos volver s trabajar con nuestros grandes amigos y amigas de FUPROVI -quienes han creído en nuestro trabajo desde que iniciamos en CR-. Igualmente, realizamos un largo proceso de participación ciudadana junto a Tándem y el resto del equipo técnico, con la comunidad de Barrio Escalante.

Y de remate, como si ya no lo anterior no fuese mucho la intensidad, en este 2016 logramos concretar un sueño que venía siendo pensado desde el mediados de 2014, y fue el Festival Internacional Comunitario Conviviendo Sin Fronteras, La Carpio, que nos dejó muchísimas cosas hermosas, incluyendo las ganas de concretar la edición dos de este festival autogestionado en Belo Horizonte, diciembre 2018. Allá estaremos para seguir abriendo espacios de diálogo como éste.

Sin duda cada una de estas experiencias nos permitieron seguir creciendo, con errores, conflictos, aciertos, y disfrutes, que nos van haciendo cada vez más una organización que cree en lo que hace y sigue día a día mejorando sus procesos, y con esto poco a poco acércanos a nuestro anhelado punto de equilibrio, que esperamos en este 2017 poder lograr con el apoyo de esta gran de red solidaria que hemos venido tejiendo desde el 2007.

2017 vamos con todo