Sugerencias:

PARA EL AUTOCUIDO DE LA PERSONA FACILITADORA:

1

PRIMERO LA SALUD:

Por más ganas que tenga como persona facilitadora de realizar un quehacer lo más perfecto posible, es clave evitar que esas ganas pasen por encima de su salud.

2

SIENTA SU CUERPO:

Muchas veces el cuerpo nos empieza a dar avisos de alerta y no los escuchamos. Ejemplo, si comienza a sentir molestias en cuerdas vocales, evite seguir alzando la voz para hacer que el grupo le escuche. Haga uso de la “Señalización” (“Cuando ponga pulgar arriba, es para pedir silencio”) o apóyese en su equipo de facilitación.

3

PREPARE SU CUERPO:

Si sabe que tendrá un proceso de facilitación retador (sea por el tema, grupo, duración o contexto) llegue con más tiempo al lugar y así preparar con calma materiales, espacio y dejar tiempo para calentar cuerdas vocales, así como hacer estiramientos acompañados de respiraciones profundas. Mientras lo hace, visualice que todo saldrá bien.

4

KIT DE PRIMEROS AUXILIOS:

Tenga a la mano cualquier tipo de medicina (tradicional o no) que suela tomar en caso de malestar y así prever esto. Sobre todo, en sesiones de taller de más de 2 horas de duración. Recomendable, medicina lo más natural posible.

5

DISFRUTE:

Estresarse o preocuparse en extremo no soluciona nada. Mantenga la calma ante los retos, haga uso de sus herramientas como persona facilitadora, resuelva lo que se pueda resolver y lo que no, luego se evaluará qué pasó. Pero eso sí, no deje de disfrutar, recuerde que si hace esto de educar es por su pasión de gozar las maravillas de facilitar aprendizajes en colectivo.