Masaya > Error 404: Page not found
La velocidad también tiene su punto débil
08/18/2022
Con la paz de estar siempre buscando el estar consciente de que la velocidad con que se quiere que nos comuniquemos, que nos eduquemos, que vivamos, que aprendamos… no es natural, ni orgánica.
Ejemplo, una cirugía de tendón de aquiles. Podrás tener muchísimo dinero o nadita, podrás tener toda la tecnología a mano o no… lo cierto es que volver a caminar con normalidad y posteriormente volver a una vida deportiva, lleva su tiempo, y no hay magia de edición. Podrá variar un poco el momento de recuperación final, pero simplemente hay que ser “paciente” (literalmente) y ayudar al cuerpo a curarse a su ritmo.
Ojalá la vida fuera como los mensajes de audio de WhatsApp de ahora donde pudiéramos acelerar o no la velocidad con un clic, o que fuera como las tendencias del micro-learning (microaprendizaje), cada vez más de moda por el boom del Mobile-Learning donde nos dicen cosas como que “las píldoras de aprendizaje deben ser de 5 a máximo 20 min.” porque Dios guarde que queramos que alguien con paciencia pueda dedicar tiempo a adquirir un nuevo conocimiento que vaya más allá de un tik-tok o un reel. Nos descuidamos, y pronto ya vendrá el nano-aprendizaje, buscando emular la evolución de los micro chip a los nano chip.
Doy gracias a la vida de seguir rodeado de un contexto que me invita a recordar que una cosa es que podamos aprender-enseñar con mayor efectividad y otra, que no practiquemos habilidades como la paciencia y el autocuidado…al ritmo que haga falta ir.
Tenemos la gran oportunidad de educar con métodos y modalidades cada vez más diversos y de mayor alcance, pero la construcción de habilidades socioemocionales por más que lo deseáramos, no podrá ir a la velocidad de un clic. Requerimos un poco de humildad, de cable a tierra a lo humano y de reconocer que: #TodoTieneSuTalónDeAquiles. A diferencia de cuando hablamos de aprendizaje técnico, cuando se trata de aprendizaje transformativo (en conexión a habilidades socioemocionales) los tiempos y ritmos cambian, ya que si queremos enseñar-aprender sobre cómo trabajar en equipo, cómo conectar de forma empática con nosotras mismas, como personas y con las demás, o cómo aprender a manejar la frustración y cultivar la paciencia, se requiere proceso, un proceso que lleva su tiempo, y que requiere práctica en la vida misma.Masaya > Error 404: Page not found
Conexiones Empáticas ¡Nuestro 3er punto de cultura!
06/16/2022
Por Ricardo Salas Correa
Masaya > Error 404: Page not found
¡La solidaridad es salud!
04/22/2022
Me encontraba haciendo deportes, cuando al hacer un cambio de velocidad sentí lo que se siente al haber una rotura completa del tendón de aquiles: “un hachazo” que te derriba del dolor -y de inestabilidad-. Desde que caí, sabía que sería un proceso largo. Pero en estas líneas no quiero hablar de procesos médicos (Aunque es un tema del que he venido aprendiendo y apasionándome a través de mis lesiones). En este texto quiero centrarme en el poder de la solidaridad.
Luego de ir a emergencia, me hicieran los diferentes exámenes y que se confirmara la rotura completa de mi aquiles izquierdo, se agudizaron en mi cabeza las preguntas: ¿Cuánto tiempo estaré en cama? ¿Cómo haremos para organizarnos en casa? ¿Cómo hacer con mis trabajos? ¿Cómo resolver la cotidianidad?… y cuando al pensar en esto subía mi ansiedad, trataba de decirme: “Cuento con una maravillosa red de apoyo. Esto va a pasar”.
“Ricky todo saldrá bien” “Ric en lo que necesites aquí estoy” “Por acá estoy chamo, para lo que requieras” “No te preocupes por lo del trabajo, aquí te cubrimos” “Vecino, pronta recuperación”, fueron parte de las frases que me iban llegando y que me recordaban que la solidaridad no es solo un saludo a la bandera del cliché. ¡La solidaridad es salud!, por lo que invertir en ella trae de vuelta cosas maravillosas.
Pero ¿a qué se debe que puedo contar con esa red?, ¿a la suerte?, ¿a una protección divina sobrenatural?, ¿o es algo que yo he ido construyendo?
Un día, en una hermosa mañana soleada, iba saliendo de casa caminando con mi hijo Ro a su escuela, saludé a Don Juan y luego a otras personas que estaban en el parque, y seguidamente le dije a Ro con un aire casi que poético: “Hijo, qué lindo vivir en un barrio donde las personas se saludan”. A lo que él me contestó sin problema, ni titubeo: “Papi, no es que todo el mundo saluda en este barrio, es que tú saludas a todo el mundo”.
Y sí, -más allá de que en muchos casos no soy yo el que inicia el saludo- así me criaron: buscar conectar con las demás personas. Y con “me criaron” me refiero tanto en mi casa, en mi barrio, en la cooperativa, como en mi escuela. Y es que tuve la dicha de ser educado en un ambiente donde, por ejemplo, era normal asumir que, en caso de una emergencia en el hogar, serán las personas vecinas las primeras en las que te podrás apoyar para buscar resolver, por tanto, saludar -y conocer el nombre de quien saludas-, es el primer paso para ir construyendo relaciones humanas que poco a poco, y con dedicación, se irán fortaleciendo.
Digo “dedicación” ya que sí, sí hace falta darse unos minutos para detenerse de vez en cuando a conversar con quienes convivimos, y esa inversión de tiempo, por así decirlo, te permite en el futuro tener de vuelta amor y apoyo humano, un apoyo que se valora mucho más justo cuando estás en una emergencia, o con tu aquiles en recuperación.
Ahora, que ya puedo volver a salir a caminar al parque, el escuchar “Qué bueno que ya estás mejor”, “Me alegra verte sin muletas”, son frases que posiblemente para algunas personas son insignificantes o incluso molestas, para mí, ¡son salud!, son energía para mi alma que me cambia el día, o al menos, ese instante.
¡La solidaridad es salud!
Y tú, ¿dedicas tiempo para construir tu red de apoyo?
Por Ricardo Salas Correa
Masaya > Error 404: Page not found
“Los escarapulines” y la importancia de sentir-nos en el contexto
02/04/2022
En una mañana de un sábado del 2006, junto a un grupo de estudiantes de medicina de la Universidad de Central de Venezuela quienes me pidieron que facilitara un taller, iba camino a un hermoso parque público en el centro de Caracas, Parque Los Caobos. Mis nervios estaban a tope, el miedo ganaba más fuerza dentro de mí. No lo expresaba con nadie, tal vez no sabía en ese momento cómo expresarlo.
Sería la primera vez que facilitaría un taller recibiendo un pago por ello. Si bien desde 1999, ya había facilitado espacios de formación, el hecho que te paguen, así sea algo simbólico como en el caso de esta historia, la relación cambia, la presión es algo distinta. Y si agregamos a esto, que la actividad sería para niños y niñas con VIH Positivos todo es diferente.
Sol hermoso, con el clima perfecto de una ciudad como Caracas. Entramos al parque y recuerdo que intentaba respirar y mantenerse distraído para relajarme lo más posible. Llegamos al punto de encuentro entre frondosos árboles que cubren todo este espacio público. Ya habían unas 12 personas entre papás, mamás y sus hijos e hijas. Mientras trataba de mostrarme tranquilo, veía rostros con diferentes expresiones.
Recuerdo con particular claridad la mirada de algunas mamás y papás. ¿Qué me querían expresar? no lo podría saber, pero sí puedo decir que había una combinación de mucha seriedad con curiosidad de ver qué es lo trajimos para ofrecer. ¿y los niños y niñas? siendo niños y niñas, jugaban en el parque entre hamacas y toboganes.
Pasados unos minutos, y luego de saludarnos, se acordó comenzar. Hacemos el círculo, y ahí, las miradas de los niños y niñas cambiaron un poco, posiblemente, era porque era más divertido seguir jugando libre a que un adulto venga a poner condiciones de juego, o por la reacción natural de no saber quién era yo y qué íbamos hacer. Papás y mamás desde afuera observando de manera atenta.
“Pongámonos más cerquita” dije. Me agaché, y pensé “lo mejor es hacer el ejercicio de los escarapulines”, “nunca falla” agregué en mi pensamiento. Así que comencé: “¿Han escuchado qué son los escarapulines?”, se sorprendieron un poco, “no”, dijeron algunos de los niños. “Pues resulta que es como un ……” Y justo en el instante que iba a decir lo que siempre decía con este ejercicio “…un virus que va por dentro y que nos adormece”… en milisegundos cambié la frase por “…unos bichitos que van por fuera de la piel y nos adormecen un poco, nos dan como pereza…” y continué “por lo que hemos descubierto que la única forma de sacarlos es así, dando palmaditas a nuestro cuerpo…” para seguidamente pedir que hicieran lo que yo iba haciendo, hasta que nos sacamos los escarapulines para calentar un poco.
No recuerdo mucho más de ese día, solo sé que la actividad generó al fin de cuenta una buena sensación, o eso creo, y que jamás olvidaría que una misma frase en un lugar puede ser cualquier cosa, y en otro contexto puede ser la razón para tal vez dañar el proceso por completo. ¿Qué hubiesen pensado y sentido los niños y niñas si en mi actividad de inicio les recuerdo a modo de juego “un virus que va por dentro”? ¿Cómo hubiesen reaccionado los papás y mamás? A ciencia cierta no lo sé, pero sí imagino que cosas buenas no creo que hubiese traído, o que al menos me hubiese costado muchísimo “remontar” la energía de confianza con este grupo, sobre todo en una taller tan corto (una sola sesión, dos o tres horas).
Sentir el contexto, sería el resumen de lo que aprendí de esta experiencia. Y no solo sentir hacia afuera (Que suele ser lo que nos enseñan a quienes educamos), sino también -y sobre todo- sentirme como parte del contexto. Y es que ahora, más de 15 años después, valoro mucho más la importancia de incluirme dentro de ese contexto. ¿Por qué no? ¿O es que acaso es lo mismo que tú des una clase un viernes al final de día ya con cansancio acumulado, a que lo hagas con ese mismo grupo, en el mismo lugar pero un lunes en la mañana con tu mente -y cuerpo- un poco más descansada?. El contexto también cambia, porque como seres humanos también somos parte fundamental del ambiente donde educamos.
No se trata de un capricho de mi parte, en investigamos como la realizada en el 2018 por el Ministerio de Educación Pública de Costa Rica, llamada LA EDUCACIÓN EMOCIONAL DEL PERSONAL DOCENTE: UNA ESTRATEGIA DE FORMACIÓN PERMANENTE indican que “Los expertos señalaron, que los docentes: ´pueden reconocer mejor las emociones en los estudiantes, que en ellos mismos, no vinculan las estrategias que desarrollan con los estudiantes para utilizarlas en ellos mismos…´”.
En este sentido, mi invitación es que nos permitamos conectar más con nuestros propios sentires, y a partir de ahí, será más probable que nos podamos conectar con el resto del contexto donde educamos.
Buena vibra.
Por Ricardo Salas Correa.
Masaya > Error 404: Page not found
¡14 años y contando!
11/21/2021
A veces parece que fue hace poco, a veces parece que fue hace siglos, cuando estábamos en una sala de un apartamento en Caracas, Venezuela definiendo cómo nos podíamos llamar. Ahí, mientras conversaba con Vy (Vyana Preti), Cori (mi hermana) apareció y dijo ¿Por qué no “Masaya”?, señalando una masaya (hamaca) que estaba en el mismo lugar…Un elemento lúdico, es arte, y una red que sostiene… ¡amor a primera vista con ese nombre!
En ese 2007, jamás pudimos haber imaginado qué hoy al 2021, estamos acá masayando y seguimos contando compartiendo escenario con diversidad de personas que hacen vida en diferentes organizaciones y países. Nos llena el alma saber que con mucho esfuerzo hemos logrado ir adecuándonos a los retos del contexto bajo la premisa “La función debe continuar”. A veces con hasta 10 personas en el equipo, a veces 2, a veces 1, pero aquí seguimos, posibilitando relaciones humanas más solidarias a través de nuestra #MetodologíaMasayera.
¿Y qué decir de este último año? pues que ha sido, a contra todo pronóstico, el año donde hemos logrado por primera vez, sí, con humildad y sinceridad lo podemos decir, el primer año en que logramos el punto de equilibrio junto a un equipo de más de 5 personas que estamos tras escenario masayando de lo lindo, manteniendo nuestra esencia pedagógica y humana, a la vez que hemos adecuado los servicios que ofrecemos.
Por ejemplo, ahora a parte de los procesos formativos que tenemos en modalidad presencial, virtual y mixta, también ofrecemos el servicio de diseño instruccional de procesos formativos multimodales o como le decimos por cariño “Todo terreno”. Es en este servicio que hemos centrado gran parte de nuestra energía y tiempo pudiendo apoyar a diversidad de organizaciones en su reto de cómo pueden continuar generando su impacto socioeducativo en contextos de crisis, sin perder foco de las características esenciales de su propuesta formativa inicialmente pensada solo para modalidad presencial. Sin lugar a duda ha sido maravilloso poder desde Asociación Masaya, aumentar nuestro impacto social ahora con esta nueva área de servicio.
¿Ha sido fácil? ni un poquito, ¿Hemos tenido que aprender bajo presión? muchísimo ¿Ha jugado un papel clave el autocuidado y el colecti-cuidado a lo interno de Masaya? totalmente, porque de poco sirve que “vendamos” hacia afuera la importancia de que mejoremos nuestras relaciones humanas, que seamos más empáticas y solidarias, si desde adentro, no estamos viviendo esto. Aquí seguimos aprendiendo cooperativamente día con día, historia tras historia.
¡Gracias equipo masayero por todo el amor!
¡Gracias a todas las personas y organizaciones que siguen coprotagonizando historias masayeras!
14 años …. Y contando.
Por Ricardo Salas Correa
Masaya > Error 404: Page not found
¿Siguen siendo lechugas orgánicas?
06/04/2021
En un domingo cualquiera disfrutaba de hacer una huerta en casa junto a mi hijo. Mientras lo hacía pensaba en la esencia de los procesos. Y por ahí me fui…
Pensaba: Si yo produjera lechugas orgánicas, hechas con pasión y calma directo en la tierra, y de pronto por un cambio en el contexto, ya no pudiese hacerlo más en ese medio, tal vez buscaría hacerlo por medio de la hidroponía, ya que he escuchado algo sobre esa forma de cultivar hortalizas.
Supongamos que comienzo a poco a poco a aprender de cómo es ese medio de producción. Pero resulta que mucha de la información que consigo es sobre las ventajas de los plaguicidas en la hidroponía para así tener resultados más rápidos, a menor costo.
Me pregunto:
¿Por cambiar de medio ahora sí usaría plaguicidas? ¿Daría ahora mayor relevancia a la rapidez por encima de la pasión y calma que siento de cultivarlas? Si así lo hiciera… ¿Seguirían siendo lechugas orgánicas?
Si fuera mi caso, yo buscaría saber qué opciones hay de producir lechugas orgánicas en hidroponía y aprender todo lo que pueda al respecto… que ¿van a ser distintas esas lechugas a las de antes? Seguramente, pero buscaré que su esencia se mantenga: Orgánicas, hechas con pasión y calma.
Los retos en el contexto educativo en tiempos de pandemia, está haciendo que muchas organizaciones se vean forzadas a migrar rápidamente sus servicios de capacitación de la modalidad presencial a otras, y lamentablemente algunas de estas, en ese proceso de cambios, por una u otras razones pierden el foco de lo que realmente era valioso de sus servicios de formación en modalidad presencial.
Esta es una de las razones que me apasiona tanto la #MetodologíaMasayera , nos permite asesorar a organizaciones en cómo mantener y mejorar la calidad de sus acciones educativas al cambiar de medios, sin perder la esencia de sus procesos de formación.
Y es que sea a través de nuestros servicios de capacitación, o con nuestro servicios de diseño instruccional de procesos formativos, el sentir el contexto de la organización, y los objetivos que persigue, son acciones que realizaremos desde Masaya para lograr que las historias que coproduzcamos sumen realmente a favor de mejoras en las organizaciones con las que trabajamos.
Estamos ante la gran posibilidad de aprovechar los retos actuales para hacer de los servicios formativos de nuestras organizaciones, procesos educativos “todo terreno”, más empáticos, dinámicos y humanos, sea a través de una guía impresa, un webinar, un aula virtual o un cara a cara. ¡Sí se puede!
¡Buena vibra!
Por Ricardo Salas Correa
Masaya > Error 404: Page not found
No es lo mismo, ni es igual
05/25/2020
(Foto: elpaís.com)
Luego de ver este artículo de elpaís.com me volvió a mi cabeza, algo que me venía resonando desde hace mucho tiempo, y es esa facilidad que tenemos de rápidamente buscarnos meter, a la primera, en el mismo saco de la generalización. Porque cuando conversando en tiempos de cuarentena, escucho frases como:
“A todos nos tiene mal”
“Como estamos todos”
“Buscando resolver, como todo el mundo”
o “Es que todos la tenemos bien jodida”
…. me digo a mí mismo: Esto es mentira… (Más allá de que entiendo que es un intento de empatía, que en muchos casos viene desde la buena vibra)
Y me digo “Esto es mentira” porque como diría Juan Luis Guerra “no es lo mismo ni es igual”. No es lo mismo que una familia por la situación actual, haya tenido que cancelar su viaje a Europa, a otra que tenga que dejar de comer. No es lo mismo quienes mantienen su salario completo, a quienes lo tienen a la mitad o a quienes dependían, de cuidar en la calle, unos carros que ya no están. No es lo mismo estar en cuarentena en casa propia, a hacerlo en una “cuartería” o un centro penitenciario. O estar sin trabajo como migrante -sin documentos-, que estar sin trabajo con documentos… Simplemente no es lo mismo.
No a “todos” nos ha afectado negativamente la Pandemia. Sino me cree pregúntenles a los accionistas de Zoom, o a personas dueñas de empresas que venden productos de higiene y protección sanitaria. Cada situación que ocurre en un momento-lugar afecta de maneras muy distintas a cada persona, dependiendo del contexto que habitan.
Por eso mi insistencia como educador de propiciar experiencias de aprendizajes que nos permitan reconocer y valorar la diversidad de los matices existentes en todo proceso humano. Generalizar, sea para excluir a otras personas (Estereotipos) o para intentar cierta empatía, no es sano para el logro de relaciones humanas más solidarias. Y es que muy posiblemente esto no nos permite escuchar y sentir claramente las realidades de las otras personas. Tal vez sea porque es más fácil intentar “meternos en el mismo saco” a la primera, que buscar conversar y profundizar los matices de esa otra persona, y a partir de esa diversidad de experiencias
y sensaciones, buscar apoyarnos solidariamente.
Por lo que la invitación es sencilla, antes de soltar a las primeras frases como las puestas al inicio de este artículo, nos preguntemos: ¿Realmente estoy en la misma condición de la persona con que estoy hablando? ¿Podré posibilitar empatía y solidaridad desde otro camino, como por ejemplo solo escucharle y ofrecer muy buena energía? Que cada persona tenga retos diferentes ante una misma situación como la actual pandemia, no está mal ni bien, es diferente, y desde esas diferencias podemos generar posibilidad de apoyo y complemente, para cooperativamente salir un poco mejor, de lo que entramos a esta retadora historia del Coronavirus.
¡¡¡Buenas energías!!!
PD. Una sensación muy parecida me ocurre cuando alguna persona de Costa Rica me pregunta: “¿Y cómo está la economía en Venezuela?” y le digo algo como: “Muy mal, muchísima inflación, muchísimas personas no tienen para comer…”. Y algunas personas me responden algo como “Ah sí, es que todos los países estamos jodidos, aquí en Costa Rica tampoco se puede…”. Respiro profundo:
Inflación 2019:
Costa Rica: Menos de 1,6%. (Dato oficial)
Venezuela: Más de 9.500%. (Dato oficial -no necesariamente real-)
…Disculpen, pero no es lo mismo, ni es igual.
Masaya > Error 404: Page not found
¿Estás Bien?
05/22/2020
Tengo ya casi 9 años de experiencia como papá, una aventura de nunca parar, no lo digo por cliché, y es que día con día no se para de aprender. En esta aventura que he tenido la dicha de estar junto a Lay, sabemos que Ro (nuestro hijo), al final de cuenta va a identificar con el tiempo cosas maravillosas de su papá y su mamá, y cosas que para nada le gustaron por una u otra razón. Total, es lo mismo que me ha pasado a mí y mi relación con mi papá y mi mamá. Mi reto, en lo personal, es que lo que le doy a mi hijo esté lleno de amor y buena vibra, quitándome de encima el peso del “papá perfecto”.
Ahora bien, entre esas herramientas/habilidades que nos parecen importantes dejarle a Ro para su vida, está sin lugar a duda, la solidaridad. Y esta palabrita se las trae. En parte porque para poder ser solidario hay que estar vivo, en el aquí y en el ahora, escuchando, sintiendo, siendo. Y con ser solidario no me refiero solo a lo que Ro pueda ser con las personas que él quiera y ame, sino también para con cualquier ser vivo que pueda estar en una situación que requiera su apoyo. En este sentido tenemos en casa una regla que se ha ido consolidando, casi que sin darnos cuenta. Si por ejemplo mami está en el cuarto y se escucha que se le cae un objeto que hace un sonido fuerte o no cotidiano, papi o Ro estamos pendientes de decir: ¿Estás bien?
Esto se ha convertido en una cotidianidad, y cuando no ocurre, la persona que pasó por el susto, o la situación de riesgo, recuerda a las otras de estar más atentas, en una señal de “estoy aquí, me pudo haber pasado algo, y ni se percataron”. Este ejercicio que me parecía muy tonto o básico, me he dado cuenta de que tiene un maravillo potencial para invitarnos, a Lay, Ro y a mí a mantenernos vivas como personas en constante relación con otros seres vivos.
¿Por qué digo que tiene un maravilloso potencial esa pregunta tan básica? Aquí una anécdota que recuerdo, y conecta de manera muy directa con la aplicabilidad de esta acción en la vida cotidiana.
Ro se encontraba el año pasado, en un amistoso de baloncesto de su colegio contra el equipo de otra institución. Los dos equipos iban de un lado a otro, como panal de abeja detrás del balón/bola. En uno de los tumultos, un niño del equipo contrario que llevaba el balón se tropezó, se cayó, el balón se le salió, los dos equipos siguieron persiguiendo su objetivo esférico. Ro corre también hacia el balón, e inmediatamente, a los dos pasos, se percata que el niño que quedó atrás seguía en el piso quejándose de dolor. Se devolvió, se agachó y el preguntó: “¿Estás bien?”…Pararon el juego, atendieron al niño. Fue solo un susto.
Esto de preguntarle a quien posiblemente le haya pasado algo, no nos hace seres humanos perfectos. Claro que no, pero ejercitar esta sencilla pregunta nos mantiene al menos en lo que respecta a la solidaridad y la empatía, en el aquí y en el ahora, en nuestra relación con nuestro entorno y nuestro mundo.
¿Y si reacciona mal la persona a la que le preguntamos si está bien? es casi lo de menos, si se molesta, o no desea recibir apoyo, ya es una decisión de esa persona, pero lo bonito, a mi parecer, es cumplir con mi tarea como ciudadano de consultar, de ofrecer apoyo, porque al final de cuenta es esa la acción que me gusta que hagan conmigo cuando soy yo el que estoy aprieto. Y sí, se pudiese ver como una relación interesada. Yo en lo personal, no creo en dar sin querer recibir a cambio. Yo estoy convencido que, al dar, quiero en el fondo, que de una u otra manera, esa buena vibra dada se me devuelva en otros momentos, en otras situaciones a mí y los míos.
Y acá, en Costa Rica, ese ha sido parte de mis hitos a superar en mi adaptación como persona extranjera que migró a este país hace casi diez años. Me sigue costando un montón, la actitud de algunas personas ticas (No todas) que al ver que a alguien le pasó algo y no hagan absolutamente nada. Esa habilidad de “ignorar”, de hacer como hacíamos de niños, la “ley del hielo” me duele, me llega al alma y trato de convertir ese dolor en motivación a seguir trabajando en este país por relaciones humanas más solidarias y empáticas, y es que se, casi que por un pálpito, que cuando una persona ha requerido ayuda y la ha recibido en un gesto solidario, será más probable que en una siguiente situación donde ésta vea a otra en aprietos, pueda al menos, no ignorar a ese ser vivo que probablemente requiere apoyo.
Y hablando de dolor, quisiera recordar, para ir cerrando este artículo, una historia que me sucedió por allá en el 2011, casi recién llegado a Costa Rica.
Trabajaba como bar-tender en el Café de los Deseos. Una noche, a eso de las 10:30pm, en las oscuras y solas calles cerca al Parque Nacional en San José, iba con mi pan canilla/baget debajo el brazo recién comprado, caminaba muy rápido para no perder el bus. Cuando casi llegaba a la “antigua” parada diagonal a Universidad de las Artes, en la esquina, justo antes de pasar la calle, en un segundo, estaba con mi cuerpo hasta el cuello dentro de una alcantarilla, recuerdo que grité al caer, por un instante, temía que me hubiese partido la tibia o el peroné, mi hombro me ardía. Y recuerdo también, casi que con más dolor que el físico, que, al mirar frente a mí, a simples 20 metros, estaba la parada llena de unas 5 personas, que solo me miraron y sin cara de sorpresa ni nada, solo volvieron a lo suyo. ¡¡Qué dolor!!, ¡qué impotencia! Cuánto extrañé a mi país en ese instante. Al llegar a casa, lloré, y me decía “Hubiese preferido que al menos se cagaran de la risa, se burlaran, pero no, nunca existí para esas personas”. Solo una persona que venía detrás de mí, rato después se me acercó y me hizo la pregunta mágica: “¿Estás bien?”, agradecí su gesto. Y fue ese gesto el que ayudó a pasar un poco el trago amargo de esas 5 personas, que, por cierto, al llegar a la parada donde estaban, siguieron como si nada, y pude percatarme que, para remate, dos de éstas, tenían vestimenta de enfermería.
Tal vez para ti, al leer estas líneas te parezca que no tenían por qué hacer nada, bien, es tu opinión. La mía es que en la medida que nos acostumbremos a no accionar -en lo absoluto- con personas que posiblemente requieren ayuda (Sea con un ¿Estás bien?, ¿Le puedo ayudar?, o un ¿Necesitas apoyo?), en esa medida seguiremos afectándonos más como humanidad, porque al final de cuenta, el planeta mismo día con día, pareciera que no está diciendo: sin solidaridad no podrán convivir mucho más tiempo en este lugar.
Así que mi humilde invitación es que si no usas esto del “¿Estás bien?”, lo puedas comenzar a usar al menos en tu casa, o con tus seres queridos a los que posiblemente no puedes visitar en estos tiempos de cuarentena y desde la buena vibra, hacerles esa sencilla pregunta que seguimos practicando con Ro en casa: ¿Estás bien?
Buena vibra!!!
Por Ricardo Salas Correa
Masaya > Error 404: Page not found
5 ideas para colecti-cuidarnos en familia en tiempos de coronavirus
03/17/2020
En la Metodología Masayera, hablamos de que para posibilitar un mundo un poquito más solidario requerimos estar atentas al colecti-cuido, que lo definimos como la intención de una comunidad de cuidarse entre sí, valorando y motivando el auto-cuido de manera colectiva.
Hoy 17 de marzo, en pleno desarrollo de la pandemia del coronavirus, que nos afecta a nivel global y local, el colecti-cuido cobra, a mi parecer, una gran relevancia. Por ejemplo, ¿De qué sirve que unas personas sí estén atentas de los protocolos de higiene, y otras no?, ¿De qué sirve que yo como adulto me esté cuidando, pero no esté atento a la energía y salud mental de mis hijos e hijas? Esta pandemia actual es una maravillosa oportunidad para que salga lo mejor de nosotras como personas habitantes de este planeta y podamos juntas, protegernos, apoyarnos y de manera responsable, hacer todo lo que esté a nuestro alcance para evitar que esto nos afecte más, de lo que ya lo está haciendo.
En este sentido, una de las acciones más relevantes identificadas en las experiencias de China donde ya han podido controlar un poco la situación, ha sido el estar el mayor tiempo posible en casa (Muy recomendado este artículo: “Coronavirus: ¿Por qué debemos actuar ya?”). De esta manera, y con el decreto del día de ayer 16 de marzo, sobre la suspensión del curso lectivo hasta el 4 de abril, nos trae el gran reto de quedarnos en casa… pero ¿Cómo lograrlo de la mejor manera posible? ¿Cómo lograr teletrabajo teniendo a los hijos e hijas en casa? ¿Cómo acompañar a nuestros niños y niñas en su proceso de abordar esta pandemia? Estas y otras preguntas nos las hemos hecho en mi casa, y por ello, aquí comparto 5 ideas para colecti-cuidarnos como familia desde casa en tiempos de coronavirus:
- Limitar tiempos de exposición a noticias y conversaciones sobre el Coronavirus: Si vives con tu pareja u otras personas, es clave definir horarios en que no se permita hablar del coronavirus (Al menos que sea para recordar un protocolo de higiene). Esto es de gran ayuda para dar descanso a la mente y poder así administrar la cantidad de horas al día que estemos expuestas a información sobre este tema. Esto incluye definir momentos que toda la familia esté desconectada del celular (RRSS, noticias…)
- Evitar exponer a niños y niñas al estrés de las noticias y conversaciones: Como personas adultas tenemos, -en general-, una mejor capacidad para procesar noticias y situaciones como las que estamos viviendo que la que poseen los niños y niñas, por lo que puede llegar a suceder que se saturen de información, les genere estrés y no necesariamente sepan cómo canalizar esto (También nos pasa a algunas personas adultas :/). Por ello, puede ser útil hablar con nuestros hijos e hijos sobre información resumen de lo que va sucediendo (si consideras que les ayudará esa información), estar desde la calma abiertas a sus dudas y de resto permitirles estar en sus cosas: Estudiar, jugar, reír, disfrutar de la vida… siempre desde casa. Este artículo tiene muy buena información al respecto de la salud mental y del abordaje de las emociones en situaciones como la actual.
- Definir un plan -con horarios estimados- junto a tu familia: Hacer teletrabajo, y a la vez estar todo el día con niños y niñas en casa, es una tarea bien retadora, en este sentido acá algunas ideas de qué poder hacer dentro de ese plan, donde pueda haber momentos para compartir con tus hijos/hijas y momentos para que puedas trabajar desde casa, mientras hagan tareas de la escuela, por ejemplo. Cuando lo tengan listo, lo puede graficar en un papel que quede visible en la casa para que toda la familia lo pueda ir repasando.
- Aquí recomendaciones de libros digitales para leer en familia y la relevancia de hacerlo en tiempos de crisis: “En contextos de crisis, leer tiene más valor porque nos da otro lugar, otro tiempo” Michèle Petit.
- Sitio web con ejercicios de matemáticas para niños y niñas. Muy entretenidos y prácticos.
- Acá el artículo “Cuarentena por coronavirus: ¿qué hacer en casa a parte de Netflix?” que nos da una lista grande de opciones de actividades a hacer en casa, desde visitas virtuales a museos, a manualidades.
- Videos para hacer Yoga en casa. (Gracias Rolo por la recomendación)
- Aquí ideas para hacer meditación en familia. No tomar en cuenta la opción de: Paseo Consciente, por razones obvias: #quedateencasa.
- Plataforma gratuita con herramientas para invitarnos a la calma. “En ella, encontrarás más de 100 contenidos de corta duración, con audios y vídeos que te guiarán a través de meditaciones, relajaciones, prácticas de respiración”.
- Crear videos como éste junto a sus hijos e hijas y compartirlo a sus familiares y seres queridos para que los puedan disfrutar. (Gracias Lay, Ro y Luna)
- Opción de Youtube Educación que contiene -en general- contenidos más apropiados para niños y niñas que la versión normal.
- No compartir noticias ni cadenas sin confirmar veracidad. Ya hay mucho estrés con la dura realidad del coronavirus como para aumentarla. Evita compartir información solo por un titular que hayas leído o escuchado, investiga a profundidad antes de pasar esa información a la siguiente persona y así no ser una transmisora de la INFODEMIA (Aquí 15 pasos para evitarla). Asegúrate que sea fuentes confiables como: Organización Mundial de la Salud, Ministerio de Salud de Costa Rica…. A continuación, algunos enlaces de interés:
- Mapa del coronavirus.
- Ministerio de Salud de Costa Rica. Página oficial.
- Organización Mundial de la Salud. Página oficial.
- Mantener una comunicación con amor con tus personas queridas: Así como tú y la familia que te acompaña en casa (Con las que debes estar dando muuuchooo amor), sabes que tienes otras personas queridas en una situación muy similar. Mantente en comunicación con éstas (Incluso con las que tienes mucho tiempo sin hablar, es una linda oportunidad para reconectarte), y no solo para avisar noticias y consultar cómo van, también puede ser, ¿por qué no? para sorprenderles con un mensaje lindo, algo que les llene de buena vibra.
Espero que esta información nos sea de utilidad y nos ayude en el camino de lograr salir de esta pandemia lo antes que se pueda, con solidaridad, auto-cuido y colecti-cuido.
¡¡¡La función debe continuar!!!
Por Ricardo Salas Correa
Masaya > Error 404: Page not found
Del Auto-cuido al Colecti-cuido
03/17/2020
En la Metodología Masayera hablamos de que parte de lograr una sana convivencia en comunidad, pasa no solo por la importancia que cada persona esté atenta al auto-cuido, sino también, al colecti-cuido… pero ¿De dónde surge este concepto y qué entendemos por éste?
Partiendo de que una de las definiciones de autocuidado indica que es el cultivo y cuidado del yo de una manera integral, en Asociación Masaya trasladamos dicho concepto a lo colectivo, a lo comunitario. Y es que años atrás nos dimos cuenta, que dentro de nuestro propio equipo de trabajo, cuando alguien decía, por ejemplo: “Tal martes en la noche no podré estar pendiente del celular porque estaré en Yoga,” en general la reacción del equipo no era de apoyo o celebración de que esa persona masayera estuviera dedicando tiempo para el autocuidado, sino e incluso, que reaccionábamos con miradas hacia esa persona de “no estás siendo lo suficientemente comprometida con el quehacer masayero” “ya no quiere trabajar” “que poco solidaria eres”. Luego de varias situaciones complejas de salud que pasamos diferentes personas del equipo, nos dimos cuenta de que de poco sirve que de manera individual se intente el cuidado, si en lo colectivo no se fortalece, valore y motive el cuidado del “yo”, de cada integrante del equipo, y por tanto el cuido del “nosotros”.
En ese contexto surgió lo que entendemos por colecti-cuido: La intención de una comunidad de cuidarse entre sí, valorando y motivando el auto-cuido de manera colectiva.
Por esta razón sea cual sea el servicio de capacitación que estemos facilitando bajo nuestra Metodología Masayera, siempre estaremos fortaleciendo la idea de transitar del auto-cuido al colecti-cuido y con ello seguir posibilitando un mundo más solidario.
Por Ricardo Salas Correa